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La paciencia



En un maravilloso poema, Rainer M. Rilke describe la esencia de nuestra paciencia:

"Hay que tener paciencia
con lo que aún no está resuelto en el corazón
e intentar amar las preguntas por sí mismas
como habitaciones cerradas
o como libros escritos en una lengua muy extraña"

A menudo el ser humano es un enigma para sí mismo. Puedo mostrarme impaciente y enojado conmigo mismo porque no me entiendo, o bien puedo aceptar pacientemente lo que está aún por resolver y lo incomprensible, y amar en mí mismo las cuestiones aún no resueltas. Los libros escritos en una lengua extraña que no comprendo los trato con especial cuidado. Lo extraño tiene una fuerza de atracción propia. Cuando trato con consideración lo extraño que hay en mí, estoy de acuerdo con lo enigmático de mi vida y mi existencia.

Es por ello que la paciencia también podríamos compararla al proceso de la mariposa quien nos ofrece una sugestiva metáfora. La mariposa no nace mariposa. Es al principio un simple huevo que se transforma en una larva, devoradora insaciable de hojas. Después se enrolla sobre sí misma en forma de capullo (crisálida). Dentro de él, la naturaleza teje su cuerpo y lo pinta de colores. Cuando todo está listo se rompe el capullo y surge una mariposa espléndida.

Muchas veces nuestra paciencia nace de la misma forma porque padecemos de larva y de capullo. Larva, porque día y noche devoramos nuestro interior, a veces, dudando de quienes somos y de nuestras cualidades humanas; capullo, porque estamos cerrados sobre nosotros mismos, sin ver nada a nuestro alrededor mas que los impulsos y reacciones de la razón.

¿Cuál sería entonces el alcance de la paciencia? Sera cuando la razón rompa el capullo y surja como razón-mariposa. Donde ella revolotea por ahí, no es destructiva sino cooperativa, no es temerosa sino generosa, pues así como a las flores, también poliniza del buen carisma a los seres cercanos.

Por eso muchos estamos todavía en génesis. No hemos acabado de nacer. Porque una vez nacidos, vamos a respetar y a convivir con todos los seres. Habremos superado para siempre la fase de larva y de capullo. Y como mariposas seremos portadores de la razón sensata que nos concede paciencia, comprensión y armonía para alcanzar cada uno de nuestros proyectos de vida. 

Mauricio Iraheta Olivo.

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