No consigo ver lo que otros perciben,
no consigo reír de lo que otros hayan gracia,
no consigo dejar de ser desconfiado,
taciturno,
porque son muchos mis presentimientos.
Por ejemplo colecciono cerraduras y fotos de guacamayas. Cerraduras. Es obvio, sirven para cerrar, porque el ser humano no soporta la transparencia, necesita siempre cubrirse de: pelo, mascaras, ropa, techo, muro, porque la desnudez es un arte que requiere talento. Todavía si un hombre y una mujer se encuentren sin ropa encerrados en un cuarto entregados a las infinitas posibilidades del juego erótico, no significan que estén desnudos. Están simplemente desvestidos. Desnudez es otra cosa. Es saber abrir las ventanas del espíritu, a lo mas oscuro e ínfimo, un fenómeno cósmico y a la vez biológico del sentimiento profundo.
¿Por qué fotos de guacamayas? quizás por que nunca pude soltar el nexo que tuvo en casa de mis abuelos mi linda guacamaya roja. Desde entonces me embriago el sueño de ser una igual. Volando con sutil ligereza y libertad. Formando esferas elegíacas, convirtiéndome en un arte que no exprime lamento, como el primitivista que ignora las formalidades académicas. Siendo eflorescencia pura de volcánicas primaveras. Donde las flores de fuego se dejan en retablos y, en ejercicios espirituales, para copiarlas en pergaminos solamente. Porque tan solo las flores, las mariposas y las guacamayas superan las obras primas del arte universal. Fue ahí en el sueño, donde aprendí que volando se puede alcanzar la propiedad mas bella: La Ataraxia.
Donde súbito entre las nubes
comencé a bailar
en un cielo negro
de estrellas gordas y pausadas,
donde no había música,
apenas una orquesta invisible de guacamayas
inmensas y diminutas,
gordas y delgadas
altas y bajas
altas y bajas
rojas y amarillas
volando todas como plancton de susurro.
volando todas como plancton de susurro.
Todas traían cerraduras en sus alas coloridas y extravagantes que imprimían ritmos suaves. Solo entonces comprendí, por qué las alas de la esperanza fueron encontradas muertas en las cárceles de: Nuevo Laredo, Carandiru, Mariona, Guantanamo y tantas mas de América Latina. Una fina espada plateada atraviesa su corazón.
Mauricio Iraheta Olivo
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