La risa como seña de identidad

Todo, en cierta forma, habla de lo que somos. Nuestra ropa, el lugar donde vivimos, las palabras que usamos, los libros que hemos leído, las películas que preferimos (y las que hemos evitado), qué comemos, los caminos que seguimos cotidianamente, etc. Todo: incluso la forma en que reímos.

La risa, en este sentido, es asimismo seña de identidad y acaso cabría decir también de manifestación de la subjetividad, uno de los canales por los que se expresa la historia misma de lo que somos, ese de dónde venimos que resulta en el instante presente en que reímos.

Podríamos decir que la forma en la que reímos es una síntesis entre nuestro pasado y presente con nuestra subjetividad. Por ello para conocer realmente a alguien, hay que mirar cómo ríe. Porque la alegría de una persona es su rasgo más revelador, juntamente con los pies y las manos la risa es una huella. 

Por eso si en algun momento quieren conocer a una persona, no presten atención a la forma que tenga de callarse, de hablar, de llorar, o en cómo se conmueve por las más nobles ideas. Mirenla más bien cuando ella o él ríe. Porque es ahí donde se despierta y revela una cierta chispa de su alma.

El portero.