Niñas guaraní-kaiowa Matto Grosso do Sul, Brasil. |
El arte de la vida sencilla consiste en contraponer el hecho de tener presentes las preocupaciones relativas al futuro y dirigir la atención a aquello que nos rodea. El poeta portugués Fernando Pessoa anota en su "Libro del desasosiego", en la entrada del 21 de junio de 1934, lo que el deseaba:
"Nada más...
Un poco de sol,
una pequeña corriente de aire,
un par de árboles que la distancia
enmarquen,
el deseo de ser feliz....."
Aqui las preocupaciones están muy lejos. Aquí no se echa nada de menos. Vivir es ahora.
La alegría se puede intensificar si se toma conciencia de ella. Bertold Brecht hizo una lista de las alegrías sencillas. Para vivir la alegría no se necesitan muchas cosas ni muy caras. Para Brecht basta con....
"Ducharse, nadar,
música antigua.
Zapatos cómodos.
Comprender.
Música moderna.
Escribir, plantar.
Viajar.
Cantar.
Ser amable"
Son las cosas sencillas las que alegran el corazón. Todo el mundo puede permítirselas. Solo necesitamos hacerlo. Sólo percibir.
En Johann Wolfgang Von Goeth, la lista de alegrías sencillas parece algo diferente. Y, sin embargo, detrás de su lista se encuentra evidentemente una experiencia semejante a la que Brecht tuvo de la vida sencilla:
"Todos los días se debería al menos
escuchar una pequeña canción,
leer un poema,
ver un cuadro excelente y,
si fuera posible,
decir unas palabras razonables".
En realidad, las tres primeras actividades son pasivas, no una actividad en el sentido habitual de la palabra. Se relacionan con la acogida: recibimos alegría cuando escuchamos una canción, leemos un poema o contemplamos un cuadro. La canción penetra en el corazón, el poema nos toca fibras muy íntimas, y la pintura se graba en nosotros. Lo cuarto debemos hacerlo nosotros mismos: decir palabras razonables, palabras que aclaren algo, que despierten vida, que animen y alegren.
Mauricio Iraheta.
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