Saber escuchar al otro es una sencilla, pero profunda acogida humana. Todo el mundo quiere hablar, expresarse. Pero falta el interlocutor que escucha sabiamente. Un interlocutor que dé un poco de su tiempo. Un tiempo gratuito. De gran valor. Un tiempo en aprender a acoger. Es de una gran inmensa riqueza, solo lo sabe quien ha probado en hacerlo. Me viene a la memoria aquel caso de una señora mayor que después de hablar un tiempo muy largo, acabó diciéndome: “Le agradezco este diálogo que hemos tenido. Hacía tiempo que no lo tenía”. Es decir, hacía tiempo que no era “acogida”. Solo había hablado ella.
El saber escuchar no significa permanecer mudos. Un saber escuchar adecuadamente permite responder también adecuadamente. Como bien dice un filósofo catalán, Francesc Torralba: “Escuchar es un acto de hospitalidad. Consiste en proporcionar un lugar al otro, en cederle un espacio y un tiempo mental y cordial. Escuchar es acoger, dar tiempo y espacio al otro, hacer un vacío para que él quepa”.
Mauricio Iraheta Olivo
No hay comentarios :
Publicar un comentario