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¿Donde esta Dios? ¿Donde lo encuentras?


Este pensamiento está hecho y pensado en mi abuelo Osmin, un hombre que un 31 de diciembre entro en el misterio. Y con quien desde aquellos días de mi infancia -y quizás hoy mas que antes- mantengo holgadamente las mismas conversaciones de las acostumbradas, ahora ya no en la sala de aquella infancia, sino desde el rincón interno del corazón y del silencio que nos invita a mayor conocimiento y a mayor amor. Mi abuelo en el diario de sus días era un fiel amante de los libros, y para mí un mago de la palabra al escucharlo dar esas pequeñas cátedras de historia en la sala de su casa. No hacía poesía, no escribía prosa....creaba poesía con la palabra. En los último años leía mas de lo acostumbrado. Y lo hacia hasta horas de la madrugada con un placer casi lujurioso. Con el transcurrir de los años la figura de mi abuelo se ha moldeado en una Presencia ausente. Y también en una Ausencia presente. Donde en este transitar de Presencia y Ausencia se realiza como un ser humano,risueño y feliz, eterno e infinito. De quien se manifiesta como una vida sin entropía, una irrupción sin pérdida, un devenir sin interrupción, un eterno venir a ser siendo siempre, y una flor siempre nueva y diferente que jamás se marchita.

Cuando Dios nos pidió aquel 31 de diciembre a la familia un tributo de fe y de amor. Escogió para sí al más preparado, a nuestro querido abuelo. No puedo negar que esos días la muerte y la figura de Dios se me mostró incomprensible al punto de preguntarme interiormente ¿Donde esta Dios? ¿Donde lo encuentro?. El dolor me nublo el corazón sobre el sentido: Dios. Sin embargo, pasado los años con el corazón en puño, ahora lo abro y fue esto lo que encontré:

Dios está en el anhelo más profundo, ese que se siente de a poco y a ratos pero que es siempre novedoso y regala esperanza. Dios está en la atracción que sientes por la mujer o el hombre que más te gusta, en el juego infinito con los amigos, en la respiración entrecortada que te viene cuando has corrido o saltado con emoción. 

Dios está en la comida que más disfrutas, y más cerca de ti está cuando la comes con gusto, despacio y pensando en el trayecto de cómo llegó hasta ti y en las personas que intervinieron para que eso fuera posible. 

Dios está en el cariño espontáneo que le regalas a la familia; en el desprendimiento de tus pertenencias –las que más valoras- para compartírselas a otros, sobre todo a aquellos que nunca tendrán la posibilidad de tener lo que tú tienes. 

Dios está en las decisiones conscientes que tomas, y más cerca de ti estará cuando asumas las consecuencias de esas decisiones que has tomado. 

Dios está en las canciones que más te gustan, en los lugares y rincones donde has sido más feliz y te has sentido más en paz; Dios está en la incomodidad que te hace sentir quien te priva de algo, porque quiere lo mejor para ti; Dios está en el remordimiento interior que experimentas cuando sabes qué hiciste algo que perjudicaría a otro o a ti mismo. 

Dios está en los colores, en el llanto con sentimiento, en el perdón que pides o aceptas, en el viento, en el calor del sol, en el clima frío que te cala los huesos pero que, por lo mismo, te hace sentir necesitado, vulnerable y finito. 

Dios está en la conversación constructiva, amena, que tienes con un amigo; sabrás que Dios estuvo ahí porque no te sentirás cansado sino alegre y con energía. 

Dios está también en el silencio acompañado de ese mismo amigo –o de otro-, sin decirse una sola palabra pero compartiendo el uno al otro la pura presencia. 

Dios está en la resistencia que tengas ante el deseo de dejarte llevar por los antojos o en los pequeños sacrificios que hagas para ir a hacer otra cosa de mejor provecho para los demás. 

Dios está en la escena bella de una película que te impulsa y no te aguantas las ganas de ir a platicarle a alguien lo que viste. 

Dios está en la amabilidad que tengas con los amigos y amigas de tus hermanos: sentirás lo bien que se sienten ellos y eso te dará alegría a ti también. 

Dios está en la foto que más te gusta o en el paisaje que te evoca lo más profundo de ti. 

Dios estará siempre en el llamado que te hará a que seas auténtico. Dios está en el dinero que te ganes honradamente, en el consejo desinteresado que recibas o que tú mismo des, en las lágrimas que sueltes, en las carcajadas compartidas, de esas que hacen que te duela el estómago de tanto reírte. 

Dios está en el paso de tu historia, desde que naciste, en la enfermera que te cargó, en los primeros pasos que diste, en tu primer diente, en tu suave dormir acurrucado. Dios está, por supuesto, en tu mamá y tu papá. 

Dios está en los golpes que te ha dado la vida, en las caídas y raspones de codo y rodilla. Dios está en la lluvia que te ha mojado y en el resfriado que te ha hecho necesitar del cuidado de la madre. 

Dios está en los abuelos de tus abuelos, en los anhelos de tus tíos, en los errores y logros de tus padres, en los amigos de tus amigos. 

Dios está en los abrazos que has dado, en el paso cortés que has regalado a tus mayores, en la protección valiente que has dado a tus menores. 

Dios está en los dibujos que has hecho, en las plantas que has regado, en los cuentos y poemas que has leído. 

Dios está en ti, sólo es necesario que mires en tu interior y te dejes encontrar. 

Dios es un viejo sabio, pero también es un buen amigo joven o una niña tierna y dulce. Dios es un vagabundo y científico loco, un albañil y poeta no reconocido. Dios es un deportista o un niño que juega a ser lo que sea. Dios es un romántico y enamorado de la vida, sólo déjate encontrar y que te sorprenda como él desee sorprenderte. 

Dios: literato, cuenta cuentos, geólogo, arqueólogo, historiador, cartógrafo, abogado de indefensos,  comerciante, fotógrafo, escultor, malabarista, trompetista, trotamundos, cantautor, bailarín, cómico, director de orquesta, jardinero, domador de leones, cronista, chofer, vendedor de puerta en puerta, velador y ama de casa. 

Dios está para ti en la fiesta, en el baile sin tropiezos, en el coqueteo que enamora, en la diversión que se siente en el cuerpo y no se olvida a la memoria. Dios esta en tus conversaciones, cuando platiques aquel problema que tuviste y que pensabas que jamás ibas a poder resolver. 

Dios siempre está contigo y te confronta en la soledad de la anciana, en la suciedad del mendigo, en la vergüenza del hambriento que pide. 

Dios, nunca te va a juzgar. A Dios no lo puedes hacer enojar ni que se sienta triste, simplemente porque él es Dios, y no lo puedes manipular. 

Lo que sí hará Dios cuando te encuentres con él cara a cara, en el fin de tus días terrenales, será preguntarte: ¿Fuiste tú mismo? ¿Hiciste lo que más anhelaba tu corazón?........

Con especial cariño a mi querido abuelo Osmin, mi querido abuelo. De quien con su alma y cariño se presento y revelo Dios en mi vida.  
Tu nieto mayor,

Mauricio Iraheta Olivo

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