-Yo no pude mas que responderle bajito con una ironica sonrisa.
Ya luego al verlo continuar su camino, me volví a mi tertulia interna o mas bien, a mis reversos, a esa antología de recuerdos y sus plusvalías ! Que no deseaban mas que sentir el morro contra la palma, de aquel atol cálido, con su mero movimiento cadencioso a la mano. Porque al final algunos salvadoreños somos eso, los que necesitamos de ciertas costumbres, o sorbos delicados, que actuan como coagulante o catalizador de vivencias y paisajes.
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